Estamos acostumbrados a tomar fotos de los momentos felices.
Solemos tener decenas de imágenes de nuestro primer día en la playa, o nuestra primera navidad, nuestros primeros pasos… una sucesión de imágenes que si las ordenamos en el tiempo, pueden llegar a crear un mapa de lo que ha sido nuestra vida y una pista de cómo nos hemos ido formando como personas.
Pero hay momentos que no están al alcance de nuestras cámaras.
Instantes de intimidad o situaciones inimaginables de fotografiar.
Eso cambia cuando tienes alguien cercano que es fotógrafo. Los fotógrafos solemos comernos los tabús .
Os acordáis de vuestro primer encuentro con la muerte?.
Hace poco, una amiga psicóloga escribía un artículo sobre este tema, no nos gusta hablar de ello, obviarlo y negarlo es una buena forma de seguir hacia delante.
Yo recuerdo el mío, era adolescente y fue un hachazo de realidad, seguramente mucho antes, había tenido otras experiencias pero no las recuerdo con tanta crudeza y otras las olvidé, logré esconderlas en el armario mental de las cosas pendientes de ordenar y resolver, hasta que sucedió algo que removió los cimientos de mi preciosa candidez, y no hubo armario lo suficiente grande para guardar ese monstruo.
Supongo que Oriol ya no recuerda este pájaro muerto que encontramos durante una excursión. Pero su cara, sus ojos de tristeza infinita, quedarán impresos en estas imágenes para su recuerdo y su mapa particular de momentos vitales olvidados.
Quin nen més maco!!!!!!! Fan total!