Podría tratarse de Angria, Gondal o Gaaldine, un paraje que parece emerger de una novela de las hermanas Brontë.
No puedo dejar de imaginar a una de sus heroínas, levantando sus largas faldas y paseando entre el espeso manto de vibrantes flores amarillas , llorando la pérdida de su amado y dejando resonar su lamento entre las paredes rotas del sagrado recinto.
Un lugar de novela victoriana, donde tumbas anónimas perduran al paso del tiempo como símbolos de que permanece la muerte como recuerdo de un lugar donde antes hubo vida.
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