Hola, me llamo Clàudia y soy adicta a los libros.
Desde que tengo uso de razón, o más exactamente, desde que aprendí a leer, esos volúmenes de papel, que huelen tan especialmente bien y que contienen cientos de vidas e historias por contar, me han acompañado a lo largo y ancho de mis días.
No creo que nunca llegue a adaptarme a los e-books, quizás como método de estudio, pero no como modo de viajar a través de las palabras y el paso de las hojas.
Sería como tomarme un café (otra de mis adicciones) en una cápsula de esas que te tienes que tomar con un gran vaso de agua, para que bajen bien y no se queden a medio camino.
No me gusta renunciar a esos placeres tan sencillos pero que te hacen sentir tan bien.
Este tipo de adicción, te conduce irremediablemente a una segunda adicción… las librerías. Hay algo mejor que pasar un buen rato rodeado de libros, dejando que el deseo y la necesidad de poseerlos todos llene cada poro de tu piel??. Muchos contestareis que hay cientos de cosas mejores, pero solo un adicto comprende a un adicto.
Soy de las que va a la librería, y habla sobre la vida y la literatura con esa persona afortunada que vive y trabaja rodeada de libros. Y compro libros, me gusta tenernos.
Aunque seguramente alguien más viejo, más sabio y con más libros leídos que yo me diría contundentemente: el placer por la lectura no es una adicción, es un amor.
Yo también soy un “lletraferit” como tú, mi adicción viene de lejos ya lo largo de los años he acumulado una amplia biblioteca, que se reparte entre mi casa de Barcelona y la de Llagostera, también frecuentaba las librerías con cariño coma la Geli en Girona o Negra y Criminal o la Balmes en Barcelona y digo frecuentaba, porque desde mi nueva condición de pre-jubilado y mi adaptación presupuestaria, con crisis incluida, sin perder la pasión por la lectura lo segí haciendo en las Bibliotecas, una de las mejores cosas de nuestro “petit país dallà al nord” me las conozco casi todas las de Barcelona, disfrutándolas a la busca de ejemplares que me apetecía leer. Antes, piensa que cada mes caían 3 o 4 como mínimo de las novedades, todo un presupuesto, más los profesionales de derecho, otro tanto; en fin que me pase al libro prestado y así he seguido hasta que comparto vicio con el e-book y por supuesto que no tiene la esencia y la poesía y, por qué no decirlo, el glamour de libro impreso de papel, que para l@s bibliofili@s no tiene color; pero yo que sólo soy un “lletraferit·” de lectura, los he reemplazo por la tinta electrónica de mi Kindle y estoy encantado de llevarlo a todas partes, con mi pequeña biblioteca electrónica en la mochila, y créeme que disfruto igual o más que antes. Ha sido como pasar de la fotografía analógica a la digital, se acabará imponiendo pues las ventajas en orden práctico y funcional no tienen comparación, eso sí sin el encanto de la librería especializada; como se va a comparar Amazon con cualquiera de ellas, pero….
Pues tienes toda la razón del mundo, las Bibliotecas son otro paraiso en la tierra! y al fin y al cabo lo importante de leer es LEER, el medio puede resultar ser un tema de casi fetichismo.
Pero diré una cosa, no he superado la pérdida del vinilo, dejé de comprar CDs hace mucho tiempo y me pasé directamente al digital, ya que el hecho de tener un CD más o menos me deja indiferente.
Y en cuanto a la fotografía… buf, aqui podríamos tener una conversación inacabable, y aunque adoro la fotografía digital, tengo mi ampliadora en el trastero y el día del que disponga de un poco de tiempo y paz mental… voilà!!!! volveré al analógico seguro, al menos para crear y hacer ciertas cosas.
En fin, que soy una persona muy “2.o” pero muuuuy nostálgica , qué le vamos ha hacer!!